Interpretación y comentario “Se acercaron los días de Israel para morir” (Génesis 47:29). ¿Cómo sabía Iaacov que él iba a morir? “Concluyó Iaacov de encomendar a sus hijos y recogió sus pies hacia el lecho y feneció y se reunió con sus gentes” (Génesis 49:33). Y así también ocurrió cuando su hijo Iosef estaba a punto de morir: “Dijo Iosef a sus hermanos: Yo voy a morir, pero Elohim habrá de recordar a vosotros” (Génesis 50:24). ¿Cómo puede ser que una persona sepa de su muerte? La muerte, dijeron los cínicos, es casual como la Naturaleza es casual, como la vida es casual, no tienen leyes ni sentido. Pero el pálpito de saber que la muerte se acerca que tuvieron personas que terminaron sus vidas en buena ancianidad, es descripto una y otra vez en la Torá y nos lleva a reflexionar: ¿será que como sociedad que rinde culto a la tecnología, perdimos en la era moderna el gran conocimiento que poseían las generaciones anteriores de cómo dar a luz de parto natural, de cómo amamantar, de cómo vivir una vida comunitaria, de cómo mujeres y hombres pueden compartir una vida matrimonial por años, de cómo criar hijos que sigan fieles a los valores de sus padres? Y entre todo eso, ¿será que también perdimos el antiguo conocimiento de cómo morir? Najmánides trata de describir la situación espiritual de Iaacov ante la muerte: “Sintió falta de fuerzas y debilitamiento y no estaba enfermo, pero sabía que no iba a vivir muchos días más, por eso llamó a su hijo Iosef. Y después que volvió Iosef a Egipto, se enfermó y le fue avisado a Iosef, que se presentó ante él con sus dos hijos para que los bendiga”. (Comentario sobre: “Se acercaron los días de Israel para morir”). Los que escuchan relatos sobre la muerte de personas que fallecieron ancianas y después de vidas completas, verán que estos fenómenos entre personas que ven que su muerte se acerca, son comunes también en nuestros días. La pregunta es si nosotros, que vivimos en la era moderna, estamos dispuestos a prestarles atención. La persona que está cercana a la muerte transmite, en esa situación, a sus hijos y a sus parientes, sus deseos de continuidad. Mis abuelos pasaron a un mundo mejor mediante una dulce muerte en edad avanzada y ambos sintieron que su muerte se acercaba en pocos días. Ambos agradecieron a sus hijos por sus vidas y les pidieron que continúen sus caminos, tanto en la música y el canto, como en el cuidado de la gran familia. Éste es el interés de la parashá “Vaiejí”: Transmitir la herencia de padres a hijos y a nietos (Efraím y Menashé). Y así lo describe la haftará, en la despedida del rey David de este mundo con su bendición/pedido dirigida a su hijo y heredero, Shlomó. El momento antes de la muerte es un momento de herencia espiritual. La orden moral pasa de una generación a otra, de una persona a otra. Su esencia en el mundo judío es la transmisión de la responsabilidad del cuidado de la Torá, que es la ley de la vida, por parte de los ancianos a los jóvenes; una responsabilidad difícil de cargar, pero de la cual depende toda la existencia judía. Puede ser que nuestra consigna sea completar lo que falta para fortalecer el importante significado de esos momentos. Me contaron que una mujer estaba por morir y una familiar que estuvo con ella en sus últimos momentos, habló con ella de temas sin importancia. Después, la mujer perdió el conocimiento y falleció, sin dejar su mensaje y sin que le agradecieran por sus grandes aportes. El programa de capacitación de rabinos para ser acompañantes espirituales, abierto por el Instituto Rabínico Schechter en el año 2006, y primero de su tipo en Israel, tiene el objetivo de evitar que se pierdan oportunidades de este tipo. En este programa se nos pide a todos tener el valor para reconocer la existencia de la muerte. Sólo si no negamos la presencia de la muerte, vamos a descubrir algunas de las leyes más importantes que Dios nos ordenó. * Decana del Instituto Rabínico Schechter, Jerusalén Editado por el Instituto Schechter de Estudios Judaicos, la Asamblea Rabínica de Israel, el Movimiento Conservador y la Unión Mundial de Sinagogas Conservadoras. Traducción: rabina Sandra Kochmann |
Viaja a Israel desde Madrid por El-AL |